8 nov 2011

Amar en tiempos de guerra

Cuando en los instantes finales de la primera temporada de Downton Abbey conocíamos que estallaba la 1ª Guerra Mundial, o como se conocía por aquel entonces la Gran Guerra, me esperaba que sería más un pretexto, un contexto de fondo en el que situar los acontecimientos de la segunda temporada. Nada más lejos de la realidad, ya que desde el primer capítulo de su segunda tanda de episodios nos dejan claro que la guerra estará muy presente en Downton: desde sirvientes que se ven obligados a partir al frente, hasta señores que quieren ir pero su edad y su situación se lo impiden. Pero no solo muchos de nuetsros protagonistas se han visto obligados a ir a la guerra, sino que también ésta ha llegado a casa en forma de enfermos, ya que poco a poco se han visto necesitados de convertir el caserío en un improvisado hospital en el que rehabilitar a los enfermos.

Todo esto me parece un gran acierto porque ha permitido mostrarnos otras caras de personajes tan interesantes como Sybil, Cora, Matthew, Isobel o la mismísima Violet, pero también del lado de los sirvientes como es el caso de Thomas o William.
La guerra ha permitido que la serie se haya vuelto todavía más coral, repartiendo más si cabe el peso entre todo el reparto, en el que todos y cada uno de los miembros, sin excepción, ha tenido su particular trama contribuendo a crear un todo maravilloso.
La primera temporada había dejado el listón muy alto, pero para mi han conseguido superarse, ofreciendonos un espectáculo fabuloso que a un buen seguro será reconocido con muchos premios.

Si no quieres que la ira de Violet caiga sobre ti, no continues leyendo si no has finiquitado la segunda temporada de Downton Abbey, porque los spoilers poblarán el texto.

Ha habido tramas para todo los gustos, pero tratándose de un culebrón de gran altura como este yo no puedo evitar quedarme con las tramas románticas que en un contexto como éste han sufrido tanto. Por encima de todas, como no puede ser de otra forma, me quedo con la protagonizada por Matthew y Mary, la cual a pesar de haber estado en estado latente a lo largo de estos 8 episodios, ha hecho las delicias de cualquier fan del género. Ese amuleto de buena suerte, esa despedida en la estación de tren, esa entrada de Matthew y William durante la canción de Mary en el salón, y sobretodo ese baile de la season finale, ayyy ese baile! ¡Qué escena! ¡Qué diálogo! ¡Qué beso! ¡Y qué pillada!
Sabemos que por ahora la historia todavía no se encauzará, pero es mucho mejor así, alargarnos lo máximo posible para que cuando por fin triunfe el amor nos sepa incluso mejor.


Pero no solo de lady Mary vive Downton Abbey, sino que Sybil también ha protagonizado una trama romántica con el chófer que me ha tenido en vilo toda la temporada. Él tenía las intenciones claras, pero a ella le costaba abandonarlo todo por él, algo comprensible en el ambiente en el que vive, pero el amor lo puede todo y gracias al empujón que supone para ella sentirse realizada siendo enfermera consigue sacar fuerzas para imponer su amor ante la oposición inicial de su familia.

Entre el servicio también han tenido su ración de amor, manteniendo la bonita relación que une a Anna con el señor Bates, añadiendo un plus de emoción con la inclusión de la mujer de éste (interpretada por la gran Maria Doyle Kennedy) dispuesta a todo por arruinar su felicidad. Tanto es así que hasta después de su muerte consigue que él sea el principal sospechoso, dejándonos esa tan fantástica como triste imagen final en la que Bates es detenido instantes después de haberse casado con Anna.
Muy diferente ha sido la relación entre William y Daisy, precipitada por la marcha de éste a primera línea de guerra, lo que la llevó a ella a aceptar su petición de matrimonio con el fin de mantenerle fuerte al tener algo por lo que luchar, por lo que regresar. La cercana muerte de él tras su acto heroico llevó a Daisy a casarse contra su voluntad para que él se fuera en paz. Todo un drama, tanto la muerte del buenazo de William como la infelicidad de Daisy por lo que estaba llevando a cabo.

Estas han sido las grandes tramas de la segunda temporada, pero no las únicas porque hemos tenido también la trama del hijo de Ethel, el affaire de Robert con la nueva criada, el traspiés de Thomas en el mercado negro, la culpabilidad que arrastra O´Brien, el crecimiento en la granja de Edith o el compromiso de Mary con el empresario periodístico.
Mucho y muy bueno han dado de si estos 8 capítulos, por eso cuesta tanto despedirse de la serie hasta el año que viene (ya ha renovado para una tercera temporada), pero al menos nos conformaremos con disfrutar de un especial de navidad que a buen seguro hará las delicias de todos los fans, pero ese ya será asunto para otro post en su momento.
¡Larga vida a los Crawley!

1 comentarios:

francisco dijo...

me ha encantado esta temporada, mucho más que la primera eso si no se si dara para mas de una terceara.
de esta temporada< me ha gustado que por fin han aprovechado el personaje de Cora, que hasta ahora lo tenian un poco apartado, y la historia de Wiliam y Daisy tambien me ha gustado por difeerente. ahora toca esperar hasta otoño...que larga va a ser la espera

9 de noviembre de 2011, 19:30